Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://aadamkyov968830.iyublog.com/37439005/por-qué-el-cabezazo-de-zidane-sigue-siendo-noticia